La eterna mudanza
- Edgar Romero
- 1 mar 2016
- 2 Min. de lectura

Mudanza, hay tantas aristas que encierra esta palabra que no tiene una connotación definida.
El pasado 07 de febrero me tocó mudarme nuevamente.
Fue la sexta mudanza en Quito, Ecuador, desde que llegué hace ocho meses y la número 16 desde que salí de mi pueblo, por allá por la sierra de Falcón, al occidente de Venezuela.
Mi primera mudanza fue cuando salí de mi casa a realizar mis estudios universitarios en otra ciudad. La segunda en busca de trabajo y el resto por cuestiones de caprichos, en busca de necesarios cambios y obligado por las circunstancias.
Este texto suena a “Quien se ha llevado mi queso”, un libro de autoayuda que leí alguna vez en mi vida, obligado por una tía (texto que odié). Así que pido perdón por ello.
Para mí, la mudanza siempre es buena, genera cambios y nuevas oportunidades. Es un sacudón de la zona de confort, que está bueno hacerlo de tanto en tanto.
Pero en ocasiones puede resultar negativa, en especial cuando deviene por alguna ruptura, un hecho inesperado.
Mi último cambio de país fue obligado por las circunstancias, como otros millones de compatriotas. Creo que es una de las salidas que más me ha dolido, desapegarme de mi familia (aunque muestro entereza ante ellos) fue muy duro.
Algunos puntos
1.- Si la mudanza es planificada, procure irse a un lugar mejor, que brinde mayores comodidades que la que tiene actualmente.
2.- Para mudarse, si puede, saque cuentas, evalúe lo que tiene en el bolsillo. Y no se deje estafar.
3.- Sepa negociar. Desde el taxi, camión u otro transporte que le hará la mudanza, hasta la persona que le ofrece el lugar (sea alquilado, prestado, comprado).
4.- Organice bien. Puede meter en el fondo de las maletas o cajas aquello que sabe que no necesita tan pronto. Procure dejar arriba lo que usará de inmediato. También puede clasificar por área (cocina, sala, habitación, baño).
5.- Eche a la basura lo que tenga que echar. No se lleve calembes, peroles y mucho menos desperdicios al nuevo lugar. Eso es parte del cambio, dejar atrás.
6.- Mucha fuerza. No es fácil asimilar que tu vida cabe en tres maletas.
Esta eterna mudanza, sé que la de hoy no será la última, me hace sentir forastero en todas partes. No soy de donde vivo, de donde vivo no soy.
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