El sonido de la armónica
- Edgar Romero
- 20 feb 2016
- 1 Min. de lectura
Armónica, o sinfonía como siempre la he conocido, es el instrumento musical que emite el sonido más hermoso a mi oído.
El motivo: La tocaba mi padre.
Mi papá murió en julio de 1994, pero en mi cabeza aún resuena esa melodía que emitía al tocar la sinfonía.
“Carmencita dame uno, Carmencita dame dos, sino te queda nada, dame un poquito de amor”, es una de las canciones que recuerdo de entonces. O “los tres reyes magos, vienen del oriente, con su taparita llena de aguardiente”.
Las parrandas decembrinas se apagaron un poco por la falta de mi papá y su instrumento y escucharlo de otro, la verdad no es igual.
Me quedé con una de las armónicas que tocaba mi papá. He vivido como en cinco lugares distintos desde los 17 años y siempre anda conmigo ese instrumento.
La que tengo es de marca Hero, es hecha en China (cosa que no me importa). Tiene 48 agujeros. Es plateada con negro y según lo poco que sé, sigue sonando igual.
Desde hace 20 años me puse como reto aprender a tocar la sinfonía. He agarrado papelitos en la calle anunciando cursos, he buscado en internet, he preguntado a amigos, pero no le dado la seriedad que merece el asunto.
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