La ciudad Blanca
- Edgar Romero
- 28 ene 2016
- 1 Min. de lectura

La ciudad blanca, así llaman a Ibarra, en la provincia de Imbabura, al norte de Ecuador.
Ibarra se encuentra a dos horas y media de Quito, la capital del país.
El apodo que tiene está en lo correcto, es una ciudad blanca y de techos bajos (apenas se ven pocos edificios). Apenas pisé esa tierra lo comprobé.
Tuve la oportunidad de ir en dos oportunidades a Ibarra por oportunidades laborales, no concreté ninguna, pero valió la pena el viaje.
La ciudad es pequeña, muy, diría que extremadamente, tranquila; su gente relajada, sin mucho afán, con paso lento.
Hay muchas iglesias dejadas por la época colonial que mantienen ese blanco que identifica a la ciudad.

En el centro, está la estación del Tren de la Libertad, que brinda el servicio del ferrocarril a turistas y propios hacia Salinas (aun no puedo hablar de esto porque no he tenido la experiencia de abordarlo). Sin embargo, puedo contar que fue lo primero que vi al llegar la primera vez a la ciudad. Salí de la terminal terrestre y apenas dí unos pasos, venía el tren iniciando una de sus travesías. Un buen recibimiento.
Ibarra está en la falda del volcán Imbabura. Una de las cosas que me pareció divertidas fue ver la montaña desde una plaza de la ciudad que es sumamente larga y tiene una fuente con unos coloridos delfines, que nada tienen que ver con esa zona de Ecuador.
A Ibarra siempre volveré, eso creo. Por ahora la tengo cerca.
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